Parábola del mayordomo deshonesto
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Lc 16,1-8) - En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador, y fue acusado delante de él de despilfarrar sus bienes. Lo llamó y le dijo: «¿Qué escucho de ti? Da cuenta de tu administración, porque ya no podrás administrar." El administrador se dijo: "¿Qué haré ahora que mi amo me quita la administración? Azada, no tengo fuerzas; Ruego, me da vergüenza. Sé lo que haré para que, cuando me retiren de la administración, haya alguien que me acoja en su casa". » Llamó uno por uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto le debes a mi amo?". Él respondió: "Cien barriles de petróleo". Él le dijo: “Toma tu recibo, siéntate inmediatamente y escribe cincuenta”. Luego le dijo a otro: "¿Cuánto debes?". Él respondió: "Cien medidas de trigo". Él le dijo: “Toma tu recibo y escribe ochenta”. »El maestro elogió a aquel administrador deshonesto, porque había actuado con astucia. De hecho, los hijos de este mundo son más astutos con sus compañeros que los hijos de la luz."

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

Las parábolas son una de las formas habituales en que Jesús comunica sus enseñanzas. Él, maestro bueno y atento, quería que sus discípulos entendieran sus palabras no como enseñanzas abstractas, sino como palabras para su propia vida concreta. Por eso prefiere el lenguaje de la parábola, lleno de simbolismo y concreción. También esta vez se inspira en una situación real: un administrador, acusado de mala gestión, es llamado por su jefe para llevarle las cuentas antes de ser despedido. Jesús, en este punto, describe la capacidad de este administrador para asegurar su futuro. De hecho, llama uno por uno a los deudores del amo y reduce significativamente el monto de la deuda para cada uno. Obviamente todos los deudores le estarán agradecidos una vez que se separe de su amo. Al final del relato, Jesús alaba al administrador infiel y concluye: "Los hijos de este mundo... son más astutos que los hijos de la luz". Evidentemente, Jesús no quiere exhortar a sus oyentes a defraudar al maestro como lo hizo aquel administrador. La intención de la parábola es subrayar la capacidad y previsión del administrador respecto al futuro que le espera. Jesús pide a sus discípulos trabajar en todos los sentidos, podríamos decir con la misma astucia de aquel administrador, para ganar el reino de Dios. El pasaje evangélico nos exhorta también a la creatividad del amor, a no resignarnos ante las dificultades, mucho menos acomodarnos en nuestra pereza. Es en este contexto donde podemos comprender aún más la exhortación de Jesús a sus discípulos: "Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas" (Mt 10,16). Debemos ser conscientes de que nos espera un arduo trabajo para hacer crecer el amor y la paz entre todos.